Practicar la amabilidad, franqueza y humildad.
Cristo y sus seguidores eran hombres comunes y corrientes, se asociaban con los de la clase trabajadora, ayudaban a los marginados como los leprosos y llevaban esperanza a otros miembros de la sociedad condenados a la soledad.
Vivían viajando, casi siempre sin ningún techo sobre sus cabezas y pasaban gran parte de su tiempo aprendiendo, contemplando en silencio y preparándose para llevar las buenas nuevas a todo el mundo. Si bien no tendrás necesariamente que lanzarte a la autopista y vivir como un ministro ni ser un discípulo, estudiante o misionero a tiempo completo para seguir a Jesús, es importante que tengas en cuenta que tampoco tienes que ser necesariamente una persona adinerada, con un buen estatus social, con grandes dotes de orador ni haber alcanzado otros logros. Dios usa lo más básico: la verdad, palabras y mensajeros sencillos. Entre menos ensimismado estés del mundo material, menos te distraerás del mensaje de Jesús: el camino, la verdad y la vida. Cuando Jesús dice “Yo soy el camino”, se refiere al cielo. Tendrás que clamarle para que te perdone y puedas ir al cielo.
> Toma pasos pequeños para simplificar las cosas. No tienes necesariamente que adoptar la vida de una misión ni unirte a un ministerio, solo tendrás que conseguirte una Biblia y escudriñarla para estudiar a Cristo, los Hechos de los apóstoles y las cartas de Pablo (casi todo el Nuevo Testamento). En vez de entretenerte o mirar televisión en la noche, lee un pasaje en particular con el que te sientas identificado, ora sobre ese pasaje, piensa más y haz más por Cristo y sus seguidores.
> Un área en común en la que muchos cristianos (dentro de tradiciones religiosas) deben tener cuidado es el sentirse moralmente superiores y la vanidad. Los seguidores de Jesús no deben enorgullecerse de su humildad ni hacer alarde de su vida “espiritual”. Tú, como seguidor de Cristo, simplifica y centra tu vida, no para que te “creas mejor” que los demás, más bien, podrás elegir la manera de seguirlo porque te “acerca” más a Dios y a otros creyentes agradecidos como la “familia de Dios” y amigos; tú eres uno de los hermanos y hermanas de Jesucristo, coherederos con Él.
Fuente: es.wikihow.com/seguir-a-Jesús